La primera noche que pasé en el que sería mi nuevo hogar no fue nada fácil. Para mí todo era extraño. No conocía los olores, ni los ruidos, el espacio era mucho mayor del que había tenido hasta entonces, había objetos por todas partes que no conocía. ¡Todo me resultaba terrorífico! Todo excepto Laura.
Me aferré a ella como si me fuera la vida en ello, y ella no me dejó ni un minuto a solas. A pesar de eso no pude pegar ojo en toda la noche. Lo intentaba constantemente, pero mi sentido arácnido, que diga, perruno no me dejó descansar. Fue horroroso... y sospecho que ella tampoco pudo dormir pensando que yo despertaría con mis ladridos de cachorrito al resto de la familia.
A Laura la querré siempre por muchas razones, pero me bastaría sólo esa noche que pasó a mi lado.
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