Eso es más o menos lo que pasó hace unas semanas, cuando estaba yo subida a la cama de Fran haciendo de mis trastadas, cuando me vino el subidón, perdí cualquier noción espacio-temporal y me caí de allí arriba. Sí, hablando mal y pronto, me metí una buena hostia.
Al principio no parecía nada grave. El subidón me duró un poco más y yo seguí a lo mío. Cuando volví a casa ya la cosa se empezó a poner chunga. Me empezaba a doler la pata trasera de la izquierda así que intentaba no apoyarla demasiado. Pero lo realmente malo llegó a la noche. El golpe se me había enfriado y con cada movimiento veía las estrellas.
Me levanté para despertar a la tía Tere y ella enseguida se dio cuenta de que algo no iba bien. Me llevó a la cama y estuvo allí un rato conmigo. Finalmente, aunque entre dolores, pude conciliar el sueño.
A la mañana siguiente me llevaron al médico y vieron que tenía la pata inflamada, así que me recetaron unas pastillas enormes que debía tomarme cada 24 horas.
Ya llevo así 2 semanas y todavía no tengo la pierna bien curada, aunque ya noto mucha mejoría. De hecho ya he vuelto a las andadas...
Pero desde aquí quiero enviar un mensaje de calma y de positivismo a mis admiradores, pues de todo lo malo siempre se saca algo bueno. Estoy bien, me miman un poco más y lo mejor de todo es que me dan las pastillas incrustadas en salchicha. No sé cómo me lo monto, y está mal que yo lo diga, pero es que siempre salgo ganando. Muaaaaahahahahahaha hahaha haha ha!
En uno de mi saltos contra un paparazzi, cuando la energía me sobreviene y nada puede pararme